Una de las claves del éxito está en la calidad del sustrato utilizado: contar con una tierra o un sustrato inorgánico con las características y los nutrientes necesarios será primordial para que las plantas crezcan y se desarrollen al máximo.
Ya sea con tierra natural, con lana de roca o con fibra de coco, y tanto para los cultivos de interior como de exterior, acondicionar nuestro sustrato será una de las primeras tareas que deberemos hacer para conseguir una buena cosecha de marihuana.
Al igual que la mayoría de las plantas, la marihuana necesita de un sustrato de buena calidad para desarrollarse. En muchas ocasiones, la naturaleza nos ofrece una excelente tierra para nuestros cultivos en exterior; sin embargo, en la mayoría de los casos, será necesario prepararla con los nutrientes necesarios para optimizar sus resultados. Estas labores deberán llevarse a cabo desde el comienzo de vida de la planta. Ten en cuenta que estás preparando el lugar donde se desarrollarán; de hacerlo bien dependerá, en gran medida, el resto de su evolución.
Antes de nada, debes tener en cuenta que tanto si eliges tierra como si utilizas otros sustratos inorgánicos, estos deben contar las siguientes características:
- Una cantidad suficiente de nutrientes.
- Su textura debe facilitar el libre y correcto desarrollo de las raíces.
- Capacidad suficiente para retener bien el agua y drenar con facilidad.
Muchos de los sustratos orgánicos (y especialmente inorgánicos) que encontrarás en el mercado ya vendrán debidamente preparados con estas características para que tu cultivo crezca en las mejores condiciones. Sin embargo, nosotros, como cultivadores, podemos darles un plus de calidad siguiendo esta guía de consejos.
Claves para preparar un buen sustrato con base de tierra
Además de ser lo más económico, usar una tierra orgánica para el crecimiento de nuestras plantas de cannabis aportará un aroma y sabor más natural que al consumirlo se notará. Este tipo de tierra es fácil de encontrar, incluso con aportes naturales como la Light Mix de House & Garden (con turba negra y rubia y perlita) o la BIOBIZZ Light-Mix (compuesta por musgo de turba, turba de esfagno y perlita).
¿Cómo debe ser la tierra base?
Ahora bien, si eres de quienes prefiere hacerlo todo, puedes coger tierra de la naturaleza para tu mezcla. En este caso deberás asegurarte de que es apta para el cultivo de marihuana. En primer lugar, tendrá que contar con el pH adecuado, que, en caso de la marihuana, se sitúa en 6. Este pH suele encontrarse con más facilidad en suelos ligeros y limosos que, además, drenan correctamente el agua a la vez que mantienen el grado de humedad óptimo para su crecimiento.
Si tienes dudas sobre si es la tierra más adecuada para tu cultivo, podrás resolverlas con ayuda de unas tiras de medición de pH y agua destilada. Para ello deberás mezclar 10 gramos de tierra con 10 mililitros de agua destilada, dejarlo reposar durante unos minutos e introducir la tira en la mezcla. Rápidamente cambiará de color para indicarnos cuál es su pH. Para que sea óptima, en la tira deberá verse una tonalidad ligeramente rosácea.
Normalmente la tierra que tenemos en nuestro jardín suele ser apta para el cultivo, así que no tendrás mayor problema. Ahora bien, en caso de que hayas cogido la tierra del monte o de alguna otra zona donde no existe excesivamente vegetación, puede que la prueba no te dé los resultados esperados. En ese caso tampoco debes preocuparte en exceso, porque puedes remediarlo. Si la tira ha ofrecido un color azul significará que el pH es demasiado alcalino y lo podrás reducir añadiéndo azufre, mientras que si su tonalidad cambió a rojo intenso será muy ácido y deberemos utilizar cal agrícola (carbonato de calcio).
¿Qué debo agregarle según las necesidades?
Una vez que tengamos nuestra tierra con el pH ajustado será el momento de aportarle los nutrientes necesarios. Cada uno de estos fertilizantes tendrán una función específica, desde nutrir la tierra para activar el crecimiento hasta facilitar la absorción de agua.
Como nutrientes utilizaremos el humus de lombriz y el guano de murciélago. El primero, con alto contenido en hidrógeno, será ideal para el crecimiento, mientras que el guano activará la floración por sus niveles de fósforo y potasio.
En caso de que estemos usando una tierra extraída directamente del suelo también podremos agregarle dolomita, un mineral con niveles de calcio y magnesio que también ayudarán a equilibrar el pH.
Para mejorar la esponjosidad de la tierra y su drenaje se puede utilizar vermiculita, perlita o fibra de coco. La vermiculita permitirá absorber muy bien la humedad a la vez que retiene los nutrientes y el aire entre sus fibras, facilitando la respiración y el alimento de las raíces. La perlita, al tratarse de arena volcánica, mejora la esponjosidad del sustrato. Y las fibras de coco resultan muy útiles por su capacidad para retener el líquido.
Además, si estás utilizando macetas para tu cultivo, podrás añadir arlita en su base. Se trata de unas bolas de arcilla que, colocadas en la base de las macetas, se usan como drenaje. Incluso se pueden utilizar otros agregados como la harina de neem, que previene las plagas o la harina de ortiga, de la familia del cannabis, que mejora las condiciones del suelo y la asimilación de nutrientes de nuestras plantas.
¿Cómo debemos realizar la mezcla?
Una vez que conocemos todo lo que podemos aportar a nuestras plantas gracias a una buena calidad del sustrato, llega el momento de prepararlo con las cantidades exactas. Existen múltiples combinaciones que se han testado con excelentes resultados. Sin embargo, una de las más utilizadas es la siguiente:
- 40 % de tierra base
- 20% de fibra de coco
- 20% de perlita
- 10% de vermiculita
- 10% de humus de lombriz
Es importante que no te sobrepases en ningún caso, ya que podrías causar algún perjuicio. En la mayoría de los casos, es más fácil recuperar una planta que muestra alguna carencia que salvar otra que esté sobrefertilizada.
El tamaño de tu cultivo también condicionará la forma de preparación de la mezcla. En caso de que tengas una o dos plantas podrás prepararla fácilmente. Para ello deberás servirte de un cubo grande. En él comenzarás vertiendo un cuarto de la tierra, reservando el resto. A continuación, agregarás parte de cada uno de los nutrientes según las proporciones. Seguidamente cúbrelos con tierra y continúa alternando la base y los nutrientes hasta acabar ambos. Una vez que lo tengas, utiliza una pala para removerlo.
Ahora bien, si tu cultivo es mucho mayor, con una gran cantidad de sustrato, podrás realizar la mezcla por partes o utilizar maquinaria más específica, como una mezcladora de sustrato o una hormigonera.
Una mezcla diferente para cada etapa de la planta
Algunos cultivadores recomiendan cambiar de sustrato cuando la planta se acerca a la floración. Aprovechando que, en algunos casos, se debe trasplantar la planta a una maceta de mayores dimensiones, preparan una mezcla diferente de sustrato.
La principal sustituye al humus de lombriz, que es perfecto para la fase de crecimiento por el guano de murciélago, un activador natural de la floración. Para ello deberás realizar la mezcla en las mismas proporciones que el sustrato preparado con anterioridad, aunque aportando el 10 % de guano en vez de humus de lombriz.
Ahora bien, si has planificado tu cultivo para no tener que trasplantar tu planta en ningún momento de su vida y así evitarle el estrés que sufre debido a ello, no es necesario que lo hagas por cambiar la mezcla del sustrato. Con añadirle en la superficie de la tierra guano de murciélago durante las primeras semanas de la floración será suficiente, para que así aproveche los beneficios de este abono natural.
Otros sustratos enriquecidos sin base de tierra
El más conocido es la fibra de coco, que, aunque también se utiliza en las bases con tierra, puede usarse de manera independiente. Se recomienda en los huertos urbanos y cuenta con unas características excelentes para facilitarnos el cultivo del cannabis. Su peso es muy ligero, retiene agua y nutrientes hasta casi ocho veces su propio peso y su pH es neutro, lo cual favorece al cannabis. Eso sí, deberá mezclarse con nutrientes. Lo más recomendable es utilizar un 60 % de fibra de coco y un 40 % de humus de lombriz con el fin de que la planta absorba gran cantidad de nutrientes.
Otro sustrato inorgánico que también se puede utilizar en solitario es la Arlita. Estas bolas de arcilla, además de nutrir la tierra, pueden ser el medio de vida de nuestras plantas. Para su preparación será necesario lavar cuidadosamente la arlita y dejarla reposar en agua con el pH regulado (en torno a 6) durante unos días. Transcurrido este tiempo ya estará lista para su uso. Podremos nutrir las bolas con humus de lombriz en las mismas proporciones utilizadas con la fibra de coco. Además, en caso de cultivar en arlita, es recomendable usar un sistema de riego por goteo, con el fin de mantener niveles altos de humedad en el sustrato y que las raíces no se sequen.
Aunque la lana de roca se utiliza principalmente en la germinación de las semillas o el enraizamiento de esquejes, también hay cultivadores que aseguran que funciona a lo largo de todo su desarrollo. En este caso, deberás sumergir previamente el material en un vaso de agua con pH 4,5 durante 12 horas.
Con estos consejos, podrás comenzar con buen pie tu cultivo de marihuana y así garantizar gran parte de su éxito. Y recuerda aportar abono y fertilizantes de vez en cuando. ¡Buena cosecha!
Fuente original: https://www.lamota.org/es/blog/sustrato-cultivo-marihuana/